¡MI HIJO NO SE DUERME! TRASTORNOS DEL SUEÑO EN NIÑOS
Uno de los problemas de conducta que más motivan las consultas de los padres son los trastornos del sueño de sus hijos pequeños.
Comúnmente
nos preguntamos si duerme lo suficiente, y cuando le llevamos a la cuna
y no logramos que se duerma, comenzamos a desesperar. Así que en esta y
sucesivas entradas, veremos cuánto duerme un niño entre sus
primeras semanas de vida y los seis años de edad, como mantener una
higiene apropiada del sueño estableciendo algunas rutinas para que niño
comience su adaptación y cuáles son los trastornos funcionales del
sueño.
ETAPAS
DEL SUEÑO NORMAL
2-8
SEMANAS
En
esta etapa el bebé duerme uno o dos períodos de 5-6 horas de sueño cada
24 hs. Esto es variable según el temperamento y el nivel de
energía del bebé.
Despierta
con hambre cada 3 horas aproximadamente.
Se
omiten tomas nocturnas cuando el bebé, durante este período,
duerme "de un tirón".
Está
despierto sólo durante breves períodos.
Duerme
a pesar de los ruidos habituales de la casa y se desconecta de los
estímulos del entorno por lo cual no es necesario un ambiente por demás
silencioso: dormirá igual.
DOS
MESES
Un
período largo de sueño, de 6-7 horas, total entre 16-20 horas
por día.
Está
despierto durante largos períodos de tiempo sin llegar a agitarse o
irritarse.
CUATRO
MESES
Un
período largo de sueño de 6-8 horas, total de 15 horas por día.
Despierto
durante períodos de unas dos horas, con menos agitación.
Duerme
a pesar de los ruidos que haga la familia: mantener al niño en la zona
de actividad de la familia o escuchar música durante los ratos de sueño
capacita al niño para aprender a dormir con niveles normales de ruido.
Llora
cuando se le pone a dormir, comienza a darse cuenta que se le separa de
los padres.
El
problema de la agitación a la hora de dormir se puede resolver
colocando una luz tenue en el ambiente o música a bajo
volumen. Mantener al bebé en la cuna pero llevar ésta donde se
encuentra la familia lo tranquiliza, al tener seguridad de estar
con los demás.
SEIS
MESES
Duerme
períodos de 8 horas por la noche. Aún necesita un par de siestas.
Despierto
durante períodos de 4 horas.
Cuando
se le pone a dormir, quizás necesite de su juguete o ropa preferida.
Duerme toda la noche, se despierta temprano, sin llorar. Puede distraerse solo durante cortos períodos.
Duerme toda la noche, se despierta temprano, sin llorar. Puede distraerse solo durante cortos períodos.
OCHO-QUINCE
MESES
Dificultad
en conciliar el sueño.
Pasa
ratos despierto durante la noche.
Sueño
inquieto (prolongación de las actividades diurnas)
El
bebé necesita a menudo que le calmen un poco.
Se
debe establecer una rutina para acostarlo, puede permanecer en un
ambiente tranquilo de lectura o de escuchar música.
No
se trata de un momento para las disputas familiares.
Si se despierta por la noche a menudo, se pueden crear hábitos que ayuden a tranquilizarlo, como cambiarle los pañales, poner música a bajo volumen, cantarle desde la habitación de los padres o mantener encendida una luz tenue en la mesa de noche.
Estos
episodios forman parte del desarrollo normal del bebé y es preciso
prestarles atención.
Lo
normal es que a medida que se vaya haciendo más independiente, dormirá
más profundamente durante la noche.
QUINCE MESES
Duerme
un total de 10-15 horas al día.
Concilia
antes el sueño. Mejora el sueño durante toda la noche.
Larga
siesta por la tarde, y corta o interrumpida durante la mañana.
DIECIOCHO-VEINTICUATRO
MESES
Duerme
un total de 10-15 horas por día. Es
importante un horario de sueño regular.
Quiere
un compañero de sueño, como un osito.
El
juguete pasa a ser imprescindible, tanto que es capaz de no dormir si
no tiene su juguete a mano, hasta que no aparece.
Se
despierta temprano, y puede entretenerse a sí mismo por más tiempo.
Duerme una siesta al día.
VEINTICUATRO-TREINTA
Y SEIS MESES
Patrón
regular de sueño, 10-12 horas de noche.
Duerme
una siesta o tiene un período de reposo en el día.
Acepta
la hora de acostarse como otra parte agradable de su rutina diaria.
Los
sueños comienzan a volverse parte de la realidad, la apreciación
inexacta de la realidad puede asustarlo.
TRES-SEIS
AÑOS
Se
establece un patrón regular de sueño de 10-12 horas en la noche.
Siestas:
ayudan al niño a darse cuenta de cuándo necesita descansar y cuándo
necesita dormir.
Los
sueños aún pueden causarle miedo, pues todavía está aprendiendo a
distinguirlos de la realidad.
En
esta etapa hay que descartar la estimulación excesiva, las actividades
que provoquen ansiedad o agotamiento antes de la hora de dormir.
El
rechinamiento de los dientes que suele ser otra manifestación que
preocupa a los padres, se relaciona con las pesadillas y puede ser una
forma de liberar tensiones.
HIGIENE
DEL SUEÑO EN EL NIÑO
AMBIENTE
Oscuro,
silencioso, confortablemente fresco.
Ropa
de dormir cómoda, ni poca ni excesiva, adaptada a los requerimientos de
calor corporal.
No
debe dormir en ambientes excesivamente "perfumados", alejado de
corrientes de aire y de áreas de circulación del resto de la familia,
cuando sea posible.
HORARIOS
Establecer
una rutina apropiada de los horarios de sueño significa que debe
ser regular la hora de despertar, como también deben serlo el horario
de la siesta y la hora de irse a dormir.
ACTIVIDADES
No
permitir cuentos ni programas de televisión atemorizantes.
No
permitir la actividad física enérgica una hora antes de irse a dormir.
Rutina
regular a la hora de acostarse.
Métodos
"apaciguadores" regulares: si le cuentas un cuento, se hará siempre a
la misma hora, si aprovechas la hora del baño para tranquilizarlo,
házlo coincidir como un ritual previo al sueño.
Acostar
al niño despierto.
Debe
acostumbrarse a su propia habitación y no compartir la habitación con
sus padres, desde edad temprana, esto favorece su adaptación y aunque
te cueste más al principio, a la larga conseguirás una mejor rutina de
sueño, y una mejor adquisición de habilidades para la independencia.
CONSECUENCIAS
DEL SUEÑO INADECUADO
Los
lactantes y niños que no duermen lo suficiente se sobreexcitan y no se
pueden dormir con facilidad ni permanecer dormidos.
Las
deficiencias de sueño prolongadas pueden traer como consecuencia
irritabilidad crónica y reducir la capacidad de concentración
produciendo déficits en el aprendizaje.
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